El sol nos saluda a la vez que despertamos. Las sábanas nos abrazan con mimo y notamos que hoy nuestro cuerpo, todavía sin energía, tiene una pesadez especial. El día fue largo y duro, despertar esta mañana no es tarea fácil.
Enrollamos las sábanas con lentitud, algunos parecen luchar contra ellas y se les enrolla por todo el cuerpo, no sabemos quién ganará pero no hay muchas ganas de pelear.
Las empinadas cuestas que ayer nos acompañaron hoy se hacen notar pero conseguir el gran objetivo del día, tras largas horas de paseo, fue una gran satisfacción. El monte Abantos no se resistió y a pesar de lo duro del camino tod@s lo conseguimos.
Tras el duro y frío paseo de la mañana; saltando piedras, caminando por la nieve, accediendo al bosque del Chiní-Chiná, lanzando bolas de nieve, haciendo muñecos, disfrutando con los amigos y compañeros, pasamos un gran rato haciendo juegos y bailando por la noche en el albergue.
Ese gran día quedará en nuestros recuerdos y lo contaremos a los que, atentamente, nos van a escuchar relatarlo infinidad de ocasiones.
Bajamos las escaleras con lenta parsimonia. Los escalones parecen de dos metros y poner un pie en cada uno de ellos es un arduo trabajo. Hacemos la fila para desayunar. Bostezos. Nos miramos con ojos legañosos. Bostezamos. Una ligera y simpática sonrisa se nos escapa. Más bostezos.
En breve nuestras almas encontraran a nuestros cuerpos y se pondrán a funcionar a pleno rendimiento. Y os seguiremos contando nuestra aventura el El Escorial.
Desde luego vuestros relatos nos llegan al corazón como si estuviéramos viviendo vuestras emociones. Una ves mas gracias por hacer algo tan especial
ResponderEliminarMuchas gracias por todos los post que ponéis seguro que os lo estáis pasando genial será un viaje que no olvidarán jamás
ResponderEliminar